Queridos viajeros, ¡bienvenidos a Río de Janeiro! El Cristo Redentor os saluda de brazos abiertos. Visita obligada a la capital carioca, este monumento es, además, una de las 7 maravillas del mundo moderno. El Cristo Redentor de Río de Janeiro se ganó rápido el cariño de los habitantes de su ciudad, así como el de millones de turistas que lo visitan cada año. Antes de subir, aquí encontrarás toda la información para ayudar a que sea una visita inolvidable.
Índice
¿Por qué se construyó?
La belleza del Morro del Corcovado
Antes de la independencia de Brasil ya existía una conciencia sobre la belleza del enclave donde Río de Janeiro se sitúa. El montículo donde el Cristo Redentor se iría a posicionar un siglo después ya era considerado como uno de los puntos de mejor visión de la ciudad (Morro do Corcovado). Por eso, es Pedro I de Portugal quien envía en 1.824 una expedición para limpiar la zona y convertirlo en el mejor mirador de Río de Janeiro. Pedro II inaugura 60 años más tarde la primera vía férrea turística de América Latina, que lleva directamente a la base del mirador. Hacer un picnic allá en lo alto ya era un plan de lo más «chic» para la alta sociedad carioca de la época.
Foto superior de Ulysses RJ.
Existe la leyenda de que el Cristo Redentor fue un regalo de Francia a la ciudad de Río de Janeiro. Sin embargo, el monumento fue concebido y construído en Brasil. Veamos cuál fue la verdadera historia del Cristo Redentor.
El papel de la Iglesia Católica
Con la proclamación de la República de Brasil en 1.889 la Iglesia Católica pierde el status de representar la religión oficial del país. Son los obispos y otros representantes del catolicismo de Brasil los que defienden la construcción de un gran monumento, que ratificase así la unión del pueblo brasileño con la religión heredada de los portugueses. Coincidiendo con el Centenario de la Independencia, en 1.922, se promueve un concurso para elegir la mejor obra. Este llamamiento recibe gran eco por parte de los fieles brasileños, y la recaudación de dinero para la construcción es un éxito.
El concurso lo gana el ingeniero local Heitor da Silva Costa. Él ya presiente en aquel momento la importancia del monumento como símbolo de la ciudad. Así como la Estatua de la Libertad lo era para Nueva York o la Torre Eiffel para París. Diseña a un Cristo benévolo, de brazos abiertos, y con la cabeza levemente inclinada, en señal de afecto por su ciudad. En su pecho, un pequeño corazón. De esta forma se concretiza una de las más estilizadas representaciones del Sagrado Corazón de Jesús.
La construcción del proyecto
Para conseguir la más fiel imagen de su proyecto, el ingeniero brasileño cuenta con la colaboración de un escultor franco-polaco, Paul Landowski, que realiza la escultura de rostro y manos en un estudio en el país galo. Este último recibe la ayuda de otro escultor de origen rumano, Gheorghe Leonida, que contribuyó sobre todo a perfilar el rostro. Bajo la dirección de Paul Landowski se desmontan las tres piezas en pequeños fragmentos y se envían de Francia a Río de Janeiro. Allí se vuelven a montar y se utilizan de molde para la escultura final en hormigón.
El acabado de la superficie se realizó en pequeñas piezas triangulares de piedra-jabón (esteatito o piedra de talco), que se iban encajando. Esta labor la hicieron muchos voluntarios de la ciudad, que dejaron muchas inscripciones y pedidos escritos en el Cristo Redentor. El montaje fue también un enorme desafío, al encajar las partes de una escultura de 30 metros de alto y más de una tonelada de peso sobre un morro de 700 metros de altitud. Las obras se iniciaron en 1.926 y el monumento se inaugura oficialmente el 12 de octubre de 1.931, día de Nuestra Señora de la Aparecida (patrona de Brasil), ante la presencia del presidente Getúlio Vargas y con las bendiciones del Papa desde Roma.
Foto superior de Nicolas Iacovone.
El Cristo Redentor hoy
Desde su inauguración el Cristo Redentor ha pasado por muchas vicisitudes. Su exposición a las inclemencias del tiempo ha hecho que sea restaurado en varias ocasiones. Y alguna vez ha perdido hasta algún fragmento, sobre todo por rayos. También las piezas externas de material más frágil han sido sustituidas a lo largo de los años. Cada vez el Cristo Redentor es más oscuro, porque ya no se encuentran de forma natural las piezas claras que fueron colocadas en su origen. Por el contrario, desde hace unos años cuenta con iluminación LED. Hoy en día el Cristo Redentor es resistente al agua y escaleras mecánicas y otros añadidos han hecho el acceso al monumento más fácil y seguro. Es hasta petrificante ver cómo se lavaba el monumento sin medidas de seguridad en la película «Lavagem do Cristo» de 1.969 (ver hacia el final de este vídeo).
¿Quién lo mantiene?
Hay una auténtica legión preparada para actuar cada vez que el monumento necesita algún retoque. No obstante, el valor de las entradas no revierte precisamente en el mantenimiento de la propia estatua- que cuesta unos 5 millones de reales por año-, sino en el mantenimiento del parque da Tijuca, donde se encuentra el Cristo Redentor. Es la propia Iglesia Católica la que arca con los gastos del Cristo Redentor, y por eso a los visitantes se les informa por si quieren ayudar con donaciones.
Cristo Redentor como símbolo
El carácter religioso del Cristo Redentor es indudable, tanto por su origen como por su declaración como Santuario Católico oficial de 2.006. Sin embargo, el Cristo Redentor en la actualidad representa mucho más un espíritu unificado de paz y acogida que un monumento puramente religioso. Es enormemente querido por cariocas y brasileños, y asimismo se erige también como símbolo de América Latina. Es visitado por más de 2 millones de personas al año. Lo que nos lleva al siguiente capítulo:
Visitar el Cristo Redentor
El monumento abre todos los días, de 8:30 a 19:00 horas. No obstante, se recomienda ir bien a primera hora de la mañana o ya a partir de 16:00-17:00 horas. La imagen idílica del Cristo Redentor como figura solitaria en lo alto del montículo es más bien utópica cuando se llega a media mañana al monumento. La cantidad de turistas hace casi imposible hacer una foto donde sólo aparezca uno mismo y el Cristo de fondo. Además, en un día de calor en Río de Janeiro se agradece no ir en horas de pleno sol. Por el contrario, lo mejor es reservar esta visita para un día de cielo despejado. Se podrán divisar las playas, el estadio de Maracaná, etc.
¿Cómo llegar?
No es posible con coche propio (no hay aparcamiento en el centro de visitantes). Y se desaconseja ir en taxi o UBER, ya que la señal en el parque natural es débil y hay riesgo de no poder coger transporte de vuelta. Se puede llegar:
En tren
En funcionamiento desde 1.884, ya es parte del atractivo de visitar el Cristo Redentor (foto de Rodrigo Soldon). Los billetes se pueden comprar desde esta página oficial. El billete ya incluye la entrada al monumento y cuesta para un adulto en baja temporada R$ 65 y en alta temporada R$ 79. Es curioso, pero conviene tener en cuenta que baja temporada es de lunes a viernes, exceptuando festivos o épocas como Semana Santa y Carnaval. Y… ¡muy importante! Debido a la alta demanda, los billetes se compran con más de 24 horas de antelación y con horario marcado. No es posible ir y comprar un billete en el momento. Cambios de horario conllevan sobrecostes. El tren se coge en la parada única que hay en el barrio de Cosme Velho.
En autobús
Otra forma de llegar es contratando minubuses turísticos desde diferentes puntos de la ciudad. Operan precios similares al tren y ofrecen puntos de partida más convenientes, como Copacabana, Largo de Machado o Barra da Tijuca. Se pueden contratar desde esta página del centro de visitantes. Salen cada 30 minutos de los diferentes puntos de la ciudad y suelen tener más disponibilidad que el tren.
¿Y para los aventureros?
Hay una tercera opción, y es hacer una caminata exigente de más de dos horas desde el precioso Parque Lage (o también de descenso). Pero ha habido incidentes últimamente que desaconsejan esta alternativa. Por lo cual es mejor elegir una de los dos opciones mencionadas arriba hasta nuevo aviso (en esta página se puede saber más de esta ruta a pie). De todas formas, para los inconformistas está la opción de aprovechar la visita para ir a un fantástico mirador (Mirante Dona Marta), el cual tiene fácil acceso desde el barrio Cosme Velho.
Foto superior del parque Lage con el Parque da Tijuca detrás (Caio Vinicius Costa).
Espero que os haya interesado este post dedicado a quizá el mayor símbolo de Brasil (con permiso de la bandera). El Cristo Redentor os espera en vuestro próximo viaje. Si quieres conocer otro de los puntos más visitados de la ciudad, pincha aquí y sorpréndete ; ).
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